“Mis Ángeles y Mi Bebé Arcoíris”
Katherine y su hija Amalia son pacientes de nuestro Centro de Salud Placilla de Peñuelas y su historia es tan potente que logró el Primer Lugar en el Concurso de Cuentos que ese Centro organizó bajo el título “Compartiendo Mi Maternidad”.
Con su relato “Mis Ángeles y Mi Bebé Arcoíris”, Katherine quiso compartir su historia, que pese a la pena y el dolor después de sufrir la pérdida de dos de sus hijos, vive la llegada de la pequeña Amalia, llenándola de amor y esperanza.
Aquí su cuento ganador.
Cuando niña pensaba que al crecer seria igual a las princesas de los cuentos, pero la vida claramente me tenía preparada otra cosa. Nunca imaginé que tendría que ser una guerrera, que tendría que pelear y enfrentar la vida de una manera totalmente distinta.
Cuando supe por primera vez que tenía una semillita creciendo dentro de mí, sentí cosas que jamás había experimentado. Le conté al papá sobre esta semillita y aunque nos tomó por sorpresa, estábamos felices ya que era nuestro primer bebé y lo esperábamos ansiosos y con mucho amor. Pero la felicidad no duraría mucho ya que pronto nos dirían que nuestro bebé venía con una transposición de las grandes arterias y que al nacer seria operado. No miento, mi mundo se paralizó en ese instante, pero sequé mis lágrimas, miré al cielo, toqué mi panza y dije: “TODO ESTARA BIEN AMOR, NO TENGAS MIEDO”.
Pasó el tiempo y llegó el día de nuestra cita, pero jamás pensé que duraría tan poco porque a los 6 días mi pequeño angelito cerró sus ojitos para no abrirlos más. En ese momento morí en vida. Sentía que nada era real. Miraba al cielo y no entendía en qué momento se escribió esta hoja en mi vida.
Pasaron los años y a pesar de nuestros corazones rotos, decidimos volver a intentarlo. Al poco tiempo después otra semillita crecía dentro de mí. Pasaron 6 meses, algo anduvo mal y el pequeño pirigüín decidió llegar antes a este mundo. Era más lindo que el sol. Igual a su hermano, grande y gordito (para ser un bebé prematuro) llegó a este mundo lleno de garra, amor y valentía para enfrentar todo lo que venía, pero a los 2 meses alguien lo arrebató de nuestros brazos. Negligencia podríamos llamarlo. Esta vez sentí como destrozaban el último pedazo de corazón que me quedaba. No podía mover mi cuerpo y tenía mi mente nublada, sentía como moría lentamente. Quise huir, grité, lloré, corrí sin rumbo, miré al cielo y le dije a Dios con lágrimas en los ojos: ¿Por qué yo otra vez? ¿Qué es lo quieres de mí?
Pasaron muchos años, luché contra mis miedos, contra mi falta de Fe, con los dichos de la gente, con los fantasmas en mi cabeza y cuando logré ganar, llegó ella: el tercer amor de mi vida, la que me devolvió mis ganas de reír y al mismo tiempo, devolvió todos los miedos que tenía bloqueados en mi cabeza, la que me hizo dudar qué tan buena mamá sería, la que me hizo llorar y ser perseverante al mismo tiempo, la que hizo darme cuenta de la garra y fortaleza que tenemos las mujeres, la que me miró por primera vez a los ojos e hizo que mi corazón herido, pisoteado y abandonado, volviera a latir tan fuerte como hace mucho tiempo no lo hacía, la que me permitió conocer lo hermoso que es criar con amor y respeto. Sentir que todos los miedos valen la pena cuando ves esa sonrisita perfecta, esos ojitos que solo transmiten paz y entregan amor. Eso y mucho más es mi AMALIA ESPERANZA, MI BEBE ARCOIRIS.